Hey, I'm Jorge!
Barcelona CT | Member since June 2021
About Jorge Perez
Me confesó que había tenido algo por ahí, pero sin importancia, sin involucrar sentimientos. Que obviamente, con la gran diferencia de edad con mi cuñado, habían gatillado a eso, pero ella se sentía bien consigo misma, que tenia deseos y si mi cuñado no la complacía , no era justo que ella se privara.
Esa noche, no me podía quedar dormido, me despertaba a cada rato. Pensaba en mi hermana, en nuestra conversación, en sus tetas y en su infidelidad. Me levanté al baño, encendí la luz de este y al mirar hacia la cama de mi hermana, la veo durmiendo, destapada boca abajo. Su corta camisa de dormir se había subido y su enorme culo yacía ahí, con un pequeño calzón blanco que se metía entre grandes sus nalgas. Que pedazo de mujer, que suerte tenía mi cuñado de tener semejante hembra a su lado. Como me moría de ganas de tocar esas piernas y para que decir ese culo. Era mi hermana, pero que buena estaba la condenada, esas vacaciones se habían convertido realmente en un suplicio.
<a href="https://wallaporno.com/videos-porno/">videos porno gratis</a>
<a href="https://www.sexfilmy.org/">sex filmy</a>
<a href="https://www.pornonazi.com/">porno</a>
<a href="https://www.milescorts.com/">milescorts</a>
<a href="https://www.mendigas.com/">webcam xxx</a>
<a href="https://www.pornosk.sk/">porno</a>
<a href="https://phimsexvietnam.tv/">phim sex</a>
<a href="https://www.zeusporno.com/">greek porno</a>
<a href="https://pornoklipove.com/">порно</a>
<a href="https://pornoromanesti.com/filme-porno-xxx/">filme xxx</a>
<a href="https://mrwondersex.com/">sexshop online</a>
Al otro día emprendimos viaje nuevamente, la misma rutina, manejando por varias horas, parando en la ruta a tomar fotografías, almorzando en un turístico restaurant. En todas partes nos trataban como si fuéramos matrimonio, y ya ni siquiera hacíamos el esfuerzo de aclarar la situación de que éramos hermanos, no valía la pena. Llegamos a nuestro próximo destino. Esta vez nos tocó una habitación con solo una cama extra grande, por lo que tendríamos que dormir juntos.
La conversación siguió luego en el cuarto, recordando nuestra infancia y más tarde estábamos cenando en un hermoso restaurant. Terminamos caminando por el borde de la playa, abrazados como cualquier pareja, donde me preguntó cómo estaba la llama de mi matrimonio. Le confesé que obvio, luego de más de veinte años de casados, la llama se había apagado mucho, no apagarse por completa, pero si una muy leve. Conversando y conversando largamente, contestando un sinfín de preguntas, termine contándole como eran nuestros encuentros con mi mujer, esporádicamente una o dos veces al mes, aunque yo mismo no la buscaba mucho, justamente por la rutina, etc. Aparte que ella nunca fue muy fogosa tampoco.
Esa noche ella quería hacer algo distinto y nos fuimos a un bar a bebernos algo, y luego terminamos en una disco. La mayoría eran jóvenes, desentonábamos un poco, pero a ella le daba lo mismo, quería bailar y pasarla bien. Bebimos bastante y bailamos, a los compas de una música demasiado moderna para mi gusto, pero ella disfrutaba con todo y lo pasaba muy bien. Nuevamente terminamos abrazados caminando a la orilla de la playa, dónde le confesé que hace años que no salía a bailar o a tomarme algo con Carola, salvo en algún matrimonio o alguna fiesta de la empresa. Me preguntó si dentro de mi matrimonio le había sido fiel a mi mujer, confesándole que si había tenido algo por ahí hace algunos años, pero nada de importancia. Conversamos del tema, ambos infieles, que no pasaba por no tenerle amor a la pareja, sino más bien por un gusto especial, el placer de lo prohibido, un cuerpo distinto, variar la rutina, etc.
Era tarde, llegamos a la habitación. Lo habíamos pasado muy bien, habíamos bailado, nos habíamos reído, habíamos bebido bastante. Cada uno a su lado de la cama, desvistiéndonos. Miraba como mi hermana se iba sacando una a una sus prendas de vestir, con la maldita camisola blanca tendida sobre la cama que me volvía loco. Tenía varios tragos en el cuerpo y la conversación me trajo recuerdos de mis encuentros extra maritales, fogosos, apasionados que hace mucho rato no revivía, y al frente mío mi tremenda hermana ya en calzones, sacándose su brasier, lamentablemente de espalda a mí. Pero le miraba su espalda desnuda, el contorno de sus tetas que inevitablemente escapaban hacia los lados, su enorme culo, sus anchas caderas, me la imaginaba en distintas poses, me volvía loco. Luego se coloca esa maldita camisa de dormir y se va al baño. Me acuesto solo con ropa interior, esperando verla cuando saliera. Estuvo un rato en el baño, hasta que al fin sale, divina, hermosa, con esa camisa de dormir que le quedaba perfecta, mostrando sus piernas y sus pechos fabulosos. Me sonríe y se queda unos segundos mirándome en la cama, yo creo que ya descubriendo como me tenía y como la miraba con deseo.
Me llamó la atención que no apagara la luz del baño, por lo que el cuarto quedaba un poco iluminado. Se mete a la cama y apoya su cabeza en mi pecho, colocándome su pierna sobre mi cuerpo. Instintivamente mi mano se posó sobre esta, acariciándosela, mientras ella se replegaba más hacia mí, sintiendo sus tetas sobre mi pecho, diciéndome lo bien que lo había pasado. Pero su pierna no se quedo tranquila, me apretaba mas y mas y comenzó a moverla de arriba abajo, conversando melosamente de lo que haríamos al otro día, donde iríamos, pero haciendo presión sobre mi verga. Yo se la acariciaba más fuerte, y no pude evitar que mi verga reaccionara a tantas caricias e irremediablemente se me comenzó a poner dura. Me tenía enfermo de caliente, era imposible que no se diera cuenta lo que estaba generando en mí, quizás hasta lo hacía apropósito pensaba yo, hasta que su cara queda muy cerca de la mía , unos minutos de silencio y nuestros labios se encontraron.
No pude, ni quise evitarlo, ya era demasiado. Primero fueron unos besos muy suaves, hasta que poco a poco, nos fundimos en un apasionado y fogoso beso olvidándonos que éramos hermanos. En segundos mis manos subieron por su pierna, la tomaron del culo y la apegaron a mi cuerpo que ya no resistía tanta tortura, mientras ella me besaba y se restregaba contra mi cuerpo. Ella misma se me montó, quedando completamente acostada sobre mí, haciéndome sentir el peso de su cuerpo sobre el mío, mientras mis manos no dejaban de acariciar su enorme culo una y otra vez, mientras nos movíamos restregando nuestros sexos calientes, sin dejar de besarnos.
Era una locura, un beso delicioso, exquisito, fogoso que no se detenía. Sabía que era una locura, pero no quería detenerme. Mis manos amasaban su culo a mi antojo y ella restregándose contra mi verga dura a mas no poder. En eso, ella se sienta sobre mí, y sacándose su camisa de dormir por sobre sus hombros, quedan ante mis ojos esas tremendas tetas que desde que llegaron no habían podido apartar mí vista, ni mis pensamientos de ellas. Se las tomé de inmediato, apretándoselas al fin, fuertemente, admirando sus grandes dimensiones, la textura suave de su piel, hasta que ella misma me las coloca en la cara donde fueron succionadas con alevosía. Que tetas tenía la desgraciada, que cosa más exquisita chupar esos enormes pechos, que tetas más ricas tenía en mi boca chupándoselas desesperadamente , ya con eso me sentía en el cielo y sin embargo no era ni el principio de lo que se venía.
Literalmente me devoré sus tetas, mientras ella gemía y me besaba el oído calentándome aun más. Con mi verga a mil, ya no aguante más las ganas de metérsela de una buena vez, y solo sacándome la verga entre mi ropa interior y corriéndole sus calzones hacia un lado, apenas rocé su mojada concha, se la metí hasta el fondo, sellando así nuestro incestuoso encuentro.
Comencé a follármela poseído por el placer, penetrándola una y otra vez, sin dejar de besarla, disfrutaba al fin del maduro y voluminoso cuerpo de mi hermana menor arriba mío, con un deseo casi animal. Entre gemidos, besos y agarrones, nos desnudamos por completo, quedando ella de espaldas en la cama, con sus gruesas piernas abiertas, su sexo completamente depilado y sus voluminosas tetas cayendo hacia los lados, ansiosa de tenerme nuevamente dentro de ella. Me metí entre sus piernas, besándole sus pechos nuevamente que me trastornaban para luego volver a besarla en la boca y metérsela hasta el fondo, afirmándonos uno a otro desde nuestros culos, sin dejar de movernos. Era un sexo fenomenal, que placer sentía metiéndosela a mi hermana una y otra ves con todas mis fuerzas.
En un rato quede apoyado sobre mis brazos, solo con mi verga haciendo contacto con su cuerpo. Miraba la tremenda mujer que tenia bajo mío, mientras ella con sus manos las llevaba hacia nuestros sexos, apretándomela y restregándosela.
Era exquisita, divina, no sabía si era real o un sueño. Se notaba que mi hermana era una amante de la verga, una mujer muy fogosa y que sabía muy bien cómo comportarse en la cama. Se acostó de lado y yo detrás de ella, metiéndoselo por detrás sin dejas de agarrarle las tetas ni un segundo, haciéndole sonar los cachetes con cada envestida, hasta que luego de un rato quedó de boca en la cama, mirando su enorme culo a mi disposición, donde antes de montarme no pude dejar de colocar mi cara sobre él y besarlo y morderlo, separándole las nalgas pasándole fuertemente mi lengua. Ella no solo se dejo, si no que se abrió las nalgas con sus manos para hacer más fácil mi trabajo, gimiendo como loca. Era algo morboso que me encantaba hacer y que mi pudorosa mujer no me dejaba por ser algo sucio, y ahora mi propia hermana no solo lo cumplía ese morboso deseo, si no que lo disfrutaba como loca. Luego de pasarle la lengua por todos lados, me montó sobre ella y la volví a penetrar con lujuria, con todo mi cuerpo sobre ella. La coloque en cuatro patas y aferrado a sus anchas caderas continué follándomela inundando el cuarto de gemidos de placer.
Aun sin acabar, cambiamos de posición, quedo de espaldas en la cama, mi hermana baja un poco, queda entre mis piernas mi verga dura como nunca , donde es acariciada por ambas manos de mi hermana que no dejaba de sonreír, masturbándome lentamente , hasta que levantando el culo , se la mete a la boca y me da una mamada de otro mundo. Yo solo acariciaba sus rubios cabellos y disfrutaba a más no poder de su boca por un largo rato, restregándola con su cara, lamiéndome las bolas suavemente, para subir lentamente gateando, con sus enormes tetas colgando avanzando lentamente, dándome un suave besos en mi cuerpo, para luego colocar sus tetas a la altura de mi verga, moviéndolas de lado a lado chocando contra esta.
Le confesé como desde que la vi no dejaba de pensar en sus pechos, como deseaba tenerlos en mis manos, en mi boca y ella agradeciéndomelo, metió su verga entre ellos y se los apretó dándome una suave masturbación con sus tetas.
Termino sentada sobre mí, moviéndose afanosamente mientras yo le agarraba el culo y veía como esas enormes tetas saltaban y chocaban entre ellas , hasta que en un momento ella misma se las agarra y se las comienza a tocar, diciéndome entre gemidos que estaba acabando. Lanzo unos gritos desgarradores al mismo tiempo que yo , sin poder aguantarme más le inundaba su sexo con mis chorros de leche alcanzando una acabada espectacular.
Calló rendida sobre mí, donde nos dimos un beso cariñoso, luego de haber estado follando por más de media hora. Nos seguimos tocando ahora con cariño, recuperando al respiración, diciendo lo mucho que nos queríamos y que para ambos había sido de otro mundo el encuentro. Al rato volví a chuparle sus pechos, una y otra vez, diciéndole que me volvían loco sus tetas, devorándoselas por un largo rato. Luego me subí sobre ella y colocándole mi verga entre sus tetas, me masturbé con ellas. Se la coloque en la boca, donde me la chupo deliciosamente para terminar nuevamente follándomela por un buen rato, acabando ambos escandalosamente. Que sexo más exquisito, ni siquiera recordaba la última vez que lo hice dos veces con Carola la misma noche. Nuevamente terminamos abrazados, acariciándonos con ternura, con mi verga ya dormida, entre los dedos de mi hermana, y mi mano en su teta , besándonos suavemente, hasta que nos venció el sueño y nos dormimos desnudos sobre la cama.
Al otro día casi ni salimos del cuarto. Al despertar y verla ahí a mi lado, mi boca termino en su pecho, luego en sus labios y al rato montado sobre ella , penetrándola una y otra vez. Follamos todo lo que pudimos, nos bañamos juntos, nos chupamos, nos tocamos todo el día, solo saliendo un rato para comer y recuperar fuerzas.
De ahí nuestro viaje tubo un rotundo cambio, pasó a convertirse en una luna de miel, follando donde podíamos, hasta incluso en un lugar público, un mirador donde se veía la costa y no había nadie cerca. Era un sexo tan rico, morboso fuerte, prohibido. Mi hermana resultó ser un volcán de pasión en la cama, incluso ella misma me pidió que se la metiera por el culo, algo que con mi mujer nunca logre conseguir y algo que a mi hermana le fascinaba. Sus tetas a cada rato terminaban en mi boca y mi verga el la suya, incluso manejando nos tocábamos y ella me la chupaba. En esos pocos días, follé con ella más de lo que follaba con Carola en varios meses, siempre encuentros apasionados, morbosos y fogosos donde todo estaba permitido. Pero lamentablemente ya nuestro viaje estaba terminando, emprendimos la vuelta despidiéndonos de ese incestuoso viaje. A pocos kilómetros antes de llegar a mi casa entramos a un motel y pasamos las 4 horas follando como adolecentes. Supuestamente era la despedida.
Llegamos a casa, mi mujer y mis hijas nos recibieron muy contentas. Esa noche tuve sexo con mi mujer, pero no era nada comparado con mi hermana, nuevamente la rutina de un sexo corto, sin muchas poses ni aberraciones. Quedaba una semana para que mi hermana volviera a su país y a pesar que habíamos dicho que llegando, ya no pasaría nada más, no pudimos aguantarnos. Ya había oscurecido, nuestras miradas de deseo eran evidentes, y aun con mi mujer y mis hijas en casa, invité a mi hermana acompañarme al fondo del patio, al canil, a darles comidas a los perros. Me acompañó sabiendo cuales eran mis verdaderas intenciones y mientras los perros devoraban la comida, le levanté la pequeña falda que usaba y corriéndole los calzones, volví a estar dentro de su cuerpo, la penetre por detrás con furia, ambos de pie en una corta, pero deliciosa follada, mirando de vez en cuando hacia la casa para cerciorarnos que no venía nadie.
Otra vez en la piscina, las niñas no estaban, solo nosotros tres con mi mujer, la que fue al baño, me la volví a follar por solo 3 minutos, claro que sin acabar, diciéndonos que no podía irse sin un último encuentro. Un día antes de su partida, salimos los dos solos, supuestamente a comprar algo para llevar. Conduje rápidamente a las afueras de la ciudad, entrando al primer motel que encontré, nos dimos un último y morboso revolcón de otro mundo, como si la vida se nos fuera en eso, como solo ella sabia dar, incluyendo todo lo que se puedan imaginar.
Ya al otro día, partimos con mi familia a dejarla al aeropuerto. Habían sido las mejores vacaciones de mi vida. Me dio mucha pena el momento de despedirla, no solamente por el sexo, si no porque la extrañaría, sabiendo que pasaría mucho tiempo sin volver a ver.
Mi mujer nunca sospecho nada de mi incestuosa infidelidad , volví a mi rutina diaria , aunque con más ganas de follar , incluso diría que fue bueno para nuestra relación, reavivando la llama apagada. Ahora , estoy planeando ir a conocer Francia …